lunes, 31 de mayo de 2010

“Bienestar Social como finalidad del Estado

El Estado de Bienestar se refiere al sistema social que se consolidó, principalmente en Europa, a partir de la II Guerra Mundial y que comúnmente se asocia con los años gloriosos del capitalismo de los años cincuenta y sesenta. Pero hay que tener muy en cuenta que el Estado de Bienestar fue el resultado concreto de unas circunstancias sociales, políticas y económicas muy singulares y de una correlación de fuerzas entre las clases sociales muy especial. Por un lado, el Estado del Bienestar fue posible gracias al crecimiento intensivo que favorecía grandes incrementos de la productividad y una expansión continuada de la demanda, a la constante y amplia intervención del sector público en la economía, al pleno empleo y a una división internacional del trabajo y de las tareas productivas que garantizaba el predominio de las economías del norte desarrollado, principalmente, sobre sus antiguos territorios coloniales.

La creciente insatisfacción que se muestra actualmente por las poblaciones de las sociedades en abundancia y del consumo llevaron a cuestionar la idea de que la felicidad humana se encontraba exclusivamente en la satisfacción de las necesidades materiales y reconocer que otra faceta de los hombres son atendida o satisfecha. De hecho se iniciaba el cuestionamiento de la ideología dominante de lo efímero del individualismo egoísta y materialista, de la idea del progreso y de la sociedad de consumo.

Más adelante tenemos que la fase que conocimos como globalizadora es la consecuencia de un cambio radical de su momento, que consolido, el Estado del Bienestar haya ido entrando en una crisis profunda y definitiva de todo el mundo. A raíz de la preocupación por entender y explicar el incremento de las patologías sociales en los países desarrollados, en donde a pesar de los elevados niveles “bienestar”, se acentuaban los síntomas de descomposición social (pérdida del sentido de la vida, incremento de suicidios, violencia, desigualdad social, etc.). La enorme capacidad de creación de consenso que proporcionaba la llamada cultura del más y la aparición, desde el principio muy ligada a los grandes poderes económicos, de las grandes industrias culturales y de manipulación de las conciencias.

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